El hormigón es un material de construcción compuesto principalmente por cemento, arena, y grava o piedras. Se utiliza comúnmente en la construcción de estructuras como cimientos, muros, pavimentos y otros elementos arquitectónicos. El hormigón se mezcla con agua para formar una pasta que, al fraguar y endurecer, adquiere resistencia y durabilidad. Este material es conocido por su versatilidad y capacidad para adaptarse a diversas aplicaciones en la construcción. Existen diferentes tipos de hormigon:
Hormigón en masa: Se refiere al uso de este material en volúmenes considerables, generalmente con dimensiones que superan los tres metros. En tales casos, se requiere una atención especial a los efectos de agrietamiento, que pueden ser provocados por el choque térmico entre la parte interna del hormigón (que puede estar caliente debido al proceso de hidratación del cemento) y la parte externa (que tiende a enfriarse más rápidamente).
El hormigón estructural: Es comúnmente empleado en diversos proyectos de construcción civil y edificación, destacándose por su objetivo principal de prolongar la durabilidad de estas estructuras.
El hormigón ligero: Conocido como celular, es una variante que tiene como objetivo disminuir la densidad del material y mejorar sus propiedades de aislamiento térmico y acústico. Este tipo de hormigón se utiliza comúnmente para nivelar suelos desiguales, aligerar estructuras o rehabilitar cubiertas deterioradas.
El hormigón armado: Es una técnica que implica la unión del hormigón con una estructura metálica, generalmente de hierro, con el propósito de proporcionar una mayor resistencia a la estructura. Este tipo de hormigón es ampliamente utilizado en la construcción de diversos elementos como túneles, puentes, edificios, caminos, columnas, entre otros, debido a su capacidad para combinar las propiedades resistentes del metal con la versatilidad del hormigón.
El hormigón pretensado: Tiene como objetivo mejorar la debilidad natural del hormigón a la tracción. Para lograrlo, se construye de manera industrial con acero y se somete a fuerzas de compresión antes de su implementación. Este tipo de hormigón proporciona un mayor soporte a las estructuras, reduciendo la probabilidad de fisuras y agrietamientos.
El hormigón pulido: Es una opción ideal para lograr superficies lisas, proporcionando pavimentos más resistentes a la humedad y las grietas. Además, permite el paso de maquinaria pesada sin afectar el material. Este tipo de tratamiento mejora la durabilidad y la estética de las superficies de hormigón, haciéndolas más adecuadas para diversas aplicaciones, como suelos industriales o áreas de alto tráfico.