La reforma energética de Peña Nieto – consumada hace más de 5 años, en 2016 – trajo consigo muchos cambios para el sector. Uno de los cambios importantes es que CFE dejó de tener el monopolio en el tema de la generación de energía – conservando, no obstante, sus actividades de transmisión, distribución y comercialización.

Al abrirse el panorama a nuevos generadores, esto trajo consigo fuertes inversiones por parte de empresas privadas que quisieron incursionar en los rubros de generación y comercialización. Si bien, han existido bemoles en cuanto a la forma de generar energía como empresas privadas, lo cierto es que para muchas empresas, ha sido redituable el convertirse en sus propios generadores de energía – dejando a un lado el confuso término de “autoabasto” y los contratos con empresas privadas que encontraron la manera de utilizar la infraestructura del SEN sin pagar a CFE por su uso, mediante la explotación de lagunas y recovecos legales.